Al rezar diariamente con el examen ignaciano, Dios se encuentra con nosotros donde estemos, invitándonos a lugares a los que puede que no estemos dispuestos, pero a los que debemos ir.
Un examen ignaciano para la vida cívica nos llama a ser contemplativos y activos. Nos invita a hablar con Dios de manera específica sobre la estrecha relación que existe entre los valores del Evangelio y la participación en política.
Este examen puede adaptarse fácilmente a las elecciones estatales y locales, sustituyendo “nuestro país” por “nuestro estado” o “mi comunidad”.